Acero de refuerzo galvanizado

El acero de refuerzo en las construcciones de concreto, en ambientes costeros, industriales y cerca de grandes flujos de vehículos, padecen con el tiempo de manchados de óxido de hierro, agrietamientos, goteras, desconchados, exhibición de varilla en estado avanzado de corrosión-destrucción y, consecuentemente, de un debilitamiento estructural que en casos extremos llega al colapso. La más económica y eficiente manera de evitar este problema es emplear acero de refuerzo galvanizado.

Existe la creencia popular de que el cemento no se adhiere bien al galvanizado, pero no es cierto. Infinidad de estudios demuestran que tras la primera semana del fraguado, la adherencia alcanza a la del acero negro y que con el paso del tiempo lo supera, mientras que en el acero negro se reduce al iniciarse el proceso de oxidación. El acero de refuerzo galvanizado multiplica varias veces la vida de su construcción.

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